miércoles, 31 de agosto de 2011

Hechos reales.

Hechos reales.

Vemos en televisión como es una prisión. Pensamos que nunca acabaremos dentro de un lugar como estos.

Pero la vida da muchas vueltas; tienes la desgracia haber perdido una hija y acabas injustamente en prisión.

Voy a explicar la historia de una mujer que se llama estrella, de 29 años, separada, con una niña de 9 años que se llama Esperanza.

Vivian felizmente, Estrella no tiene problemas ni con las drogas, ni con el alcohol. Un día Estrella va a ir al hospital de Vall d´Hebron por que hacía falta sangre para una donación y pensó que su sangre podía salvarle la vida a otras personas. Por aquel tiempo a su madre le habían hecho una transfusión de donación de otras personas. Ya que ella tenía la mala suerte de no tener el mismo grupo sanguíneo.

Después de unos meses a Estrella le va a llegar una carta del laboratorio del hospital, que le informaba que tenía hepatitis C, se va a ir al médico de cabecera, para informarse de la enfermedad. – El doctor le pregunta- ¿Te has hecho alguna transfusión, de sangre?, y ella le contesta ¡Sí, cuando nací!

El doctor le dice que cuando le hicieron la transfusión, la sangre estaba infectada por esta enfermedad y ha ido evolucionando con el tiempo.

No te preocupes puedes llevar una vida normal –Le dijo el médico- .

Cada tres meses aproximadamente te harán una analítica de control.

Un día en la analítica le encontraron las transaminasas altas. El doctor la va informar que había salido un tratamiento para curar le hepatitis C ¿Quieres hacerlo?, y ella le va a contestar ¡Si! Estrella ya se había informado de este tratamiento, es muy fuerte y podría tener bastantes efectos secundarios, tiene el nombre de Interferón. Pero merecía la pena hacerlo ya que era muy joven.

Durante aquel tratamiento va a tener depresión y trastorno del sueño, el doctor le va a recetar unas pastillas para el insomnio. Esta mujer -Estrella- siempre que estaba nerviosa se fumaba un cigarrillo, pero nunca en su habitación y sentada en la cama.

Aquella noche se va a la habitación de su hija Esperanza y le da dos besos, le desea buenas noches. Estrella va a su habitación, se acuesta en la cama y se enciende un cigarrillo. A la mañana siguiente se despierta con la mente perdida.

Estrella se levanta de la cama y va la balcón del comedor, cuando pasa un rato se encuentra en el rellano del piso de abajo, sin saber que hacía en aquel lugar ¡Tenía la mente perdida!, oye la voz de un vecino, le dice ¡Hay fuego arriba! La mente de estrella se va a despertar –Piensa en su hija Esperanza que estaba arriba- y pensó que por la galería podría salvar a su hija. Ya que por el comedor había mucho humo y mucho calor. No va a tener suerte, la hija de Estrella había perdido la vida en aquel accidente. Por eso está Estrella en prisión, acusada por el juez a dieciocho años y seis meses.

Lo que le ha quedado claro a Estrella, después del accidente, es que nunca volverá a fumar y maldice aquel cigarrillo que encendió aquella mañana.

Firmado: La diosa de la esperanza

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