Leer es un acto creativo que me aviva la inteligencia, fortalece la personalidad y nos regala momentos de intimidad internos y placenteros.
Pero no leemos solo por eso, por abrir un paréntesis en nuestra vida y aislarnos de lo que nos rodea. Lo hacemos porque la lectura nos acerca a algo único de lo que deriva todo lo demás: la experiencia del otro. Y cuando lo hallamos, es como si nos atravesara una corriente eléctrica que parte del libro y alcanza nuestro corazón.
Alguien ha encontrado las palabras que buscabas, expresado el sentimiento que te embargaba, el temor que te atormentaba o la dicha que sentías, ha dicho lo que tú presentías o ignorabas, y desde ese momento formo parte de ti, de tu experiencia.
Con la lectura, sencillamente, creemos. En un sentido metafórico y real al mismo tiempo.
Leer un libro,
como tantas veces se ha dicho,
es como viajar sin salir del lugar donde estés.
Y como todo viaje,
el que regresa no es exactamente igual que el que se fue.
Una vez leí:
“Es casi imposible leer algo bello, sin sentir deseos de hacer algo bello” (John Steinleck)
Debemos seguir leyendo…
Firmado: Jana
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