
Que fría cayó la noche,
con su implacable oscuridad.
Que fría, negrura, cuanto desazón
y soledad sentí.
La impotencia que me invadió
tras la noche imposible.
Mi cuerpo el dolor sintió
y la impotencia me rodeo.
Cuanto tiempo de espera,
cuantas relaciones rotas,
para volver a sentir
esa impotencia en mi misma.
La realidad es cruda,
siempre defendiendo la verdad,
siempre callando los hechos
encadenados por la injusticia.
Eres libre e inocente,
tú lo crees así.
Tengo que demostrarlo,
si es así,
ese es un hecho.
Cuantas lenguas viperinas,
siempre de los demás.
Todos dicen según ellos,
la única verdad
-La mía no sirve-
Deseaba decirme
que no hay ninguna vida
que sea nuestra por entera,
que al final casi nada importa.
Que cuando nos sentamos frente al abismo,
y lo miramos hacia atrás
solo se pierde
entre las sombras el alma,
recibiendo de quienes nos quieren
de verdad.
Que cualquier camino
es bueno, aunque frío
si sirve para preservar,
el sentimiento es absoluto
y el único por el que merece la pena
vivir y morir.
Pero esas verdades
han de salir de uno mismo,
para que surtan efecto
y puedas sobrevivir.
Firmado: Ascensión