jueves, 10 de noviembre de 2011

Me devolvió la vida


Estaba perdida en un mundo extraño “fuera de lugar”

Un terrible infierno, me iba consumiendo, cada día más, hasta consumirme por completo. Dejándome sola, vacía, sin ilusión, ni un mañana posible.

Hasta que un día apareció un luz que hizo que volviera a ir renaciendo de las cenizas.

Iluminando cada día un poco más, esa vida que ya tenía, mis ansias de volver a ser feliz.

Me encontraba completamente a oscuras, sin saberlo, sin tenerlo planeado “volvió a salir el sol” con pequeños gestos, una mirada, una sonrisa, justo en el momento oportuno.

Esos pequeños detalles, como un roce casual. Sin buscarlo, se convierte poco a poco en esa llamada de luz que día a día ilumina cada vez más mi vida.

Gracia a esa llama que volvió a iluminarme, se destruyeron los muros que oscurecían mi vida.

Gracias a una sonrisa, solo eso “una sonrisa” consiguió devolverme la vida.

Gracias a una mirada sincera, un regalo, un premio dado con amor, sin pedir nada a cambio “hace posible destruir muros”

Un abrazo en el momento más oportuno, ese momento que ninguno creemos reconocer necesitar “pero que todos deseamos tener”

Si todos estuviéramos más atentos a esos pequeños detalles, seríamos aunque solo fuera por unos minutos ¡Libres! de esos muros que nos frenan, que nos impiden ser felices, que nos ayudan a sentirnos vivos.

¡Gracias por haberme devuelto la vida!

¡Gracias por existir!

Espero que esa llamada nunca se apague, y siga iluminando nuestras viadas,

–Ahora y siempre-

Firmado: Kenyon

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